17 de junio de 2014

Sacrificio humano y tratamientos mortuorios en el Templo Mayor de Tenochtitlan (México Jun 2014)

Los restos recuperados en el marco del Proyecto Templo Mayor vinculados con esta práctica corresponden a poco más de 150 individuos. No obstante, es necesario precisar que este espacio sagrado no fue el lugar destinado para sepultar a todas las víctimas sacrificiales. En el Templo Mayor únicamente se inhumaron infantes dedicados a los dioses de la lluvia y de la guerra, así como cabezas humanas. Estas últimas fueron colocadas con dos propósitos principales: consagrar las ampliaciones del edificio y representar efigies de deidades en las ofrendas. Las primeras eran inhumadas poco después de la muerte de los individuos. En cambio, la mayoría de las efigies no fueron preparadas para ser depositadas inmediatamente en las ofrendas. Estos cráneos fueron descarnados y algunos de ellos se exhibieron en el tzompantli, en tanto que otros pudieron ser utilizados en diferentes rituales antes de ser enterrados. El perfil biológico de los individuos decapitados contradice la idea de que se trataría de guerreros enemigos: hombres, mujeres y niños fueron inhumados en los depósitos rituales. Esto sugiere diferentes formas de obtención de víctimas sacrificiales: la guerra, el tributo y la compra de esclavos. Ximena Chávez Balderas, "Bioarqueología de los rituales funerarios y de sacrificio", Arqueología Mexicana Edición Especial Número 56. Imagen: Las llamadas máscaras-cráneo eran depositadas en las ofrendas como efigies de deidades. La mayoría de ellas representaban al dios del inframundo, Mictlantecuhtli. Ofrenda 11, elemento 88. Individuo de sexo masculino.
Foto: Jesús López.


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