2 de mayo de 2012

Los instrumentos líticos de Rapa Nui: Una aproximación etnoarqueológica


Ahu Tongariki. Foto: Alex Guerra Terra 2005
The Lithic Tools of Rapa Nui: An Ethnoarchaeological Approach
In this paper, we will analyze lithic (obsidian) tools recovered from archaeological sites by conventional use-wear analysis and compare the interpretation with that reported in the historic, ethnographic and actual sources describing traditional Rapanui technology. The damage patterns on the edges of stone tools will be used to identify the exploited resources / tools function, the production processes in which the tools was involved, and in general, to arrive at an interpretation of subsistence patterns of sites. The analysis of sources will focus on the subsistence and production processes, and the worked artifacts in particular. In this ethnoarchaeological approach, the existence of sources is used to verify archaeological explanatory models of the production process and archaeological hypotheses developed from use-wear analysis. This methodology serves to refine the methodology of archaeological use-wear studies, and the direction of the analysis and interpretations, in a controlled case of study. This is new research project in the very early stages. Therefore, as a first step, we present our analysis of the subsistence patterns reported on historic and ethnographic sources and compare it with the use-wear analysis undertaken by Church, Rigney and Ellis on obsidian tools recovered from excavated habitation sites to look at the convergence in interpretation.

Los instrumentos líticos de Rapa Nui: Una aproximación etnoarqueológica
En este artículo, analizaremos instrumentos líticos (obsidiana) recuperados de sitios arqueológicos a través del análisis convencional de huellas de uso y contrastaremos su interpretación con aquella reportada en las fuentes históricas, etnográficas y actuales que describan la tecnología tradicional rapanui. Los patrones de uso de los filos de los útiles líticos se usarán para identificar los recursos explotados y la función de los útiles, los procesos de producción en los que los instrumentos se vieron envueltos, y en general, para llegar a una interpretación de los patrones de subsistencia de los sitios. El análisis de las fuentes se centrará en los procesos de producción y subsistencia, y en los artefactos de trabajo en particular. En esta aproximación etnoarqueológica, la existencia de fuentes se usa para verificar modelos arqueológicos explicativos de los procesos de producción e hipótesis arqueológicas desarrolladas a partir de los análisis de las huellas de uso. Esta metodología sirve para afinar la metodología de los estudios de huellas de uso, y la dirección de los análisis e interpretaciones, en un caso de estudio controlable. Este es un nuevo proyecto de investigación en una etapa muy incipiente. Por lo tanto, como primer paso, presentamos nuestro análisis de los patrones de subsistencia reportados en las fuentes históricas y etnográficas y los contrastamos con los análisis de huellas de uso llevados a cabo por Church, Rigney y Ellis sobre instrumentos de obsidiana recuperados de sitios de habitación excavados, para evaluar la convergencia en la interpretación.

1. ETNOARQUEOLOGÍA: METODOLOGÍA
En la aproximación etnoarqueológica que proponemos, la existencia de fuentes históricas, etnográficas y actuales, nos sirve para verificar modelos explicativos del modo de producción de la sociedad prehistórica rapanui, mediante el uso de datos de las fuentes para verificar hipótesis arqueológicas y el uso de datos arqueológicos para refutar o validar afirmaciones históricas y etnográficas (Estévez y Vila 1995 y 1998). Idealmente, esta metodología sirve para depurar la metodología de estudio arqueológico y la dirección de los análisis e interpretaciones (poniendo a prueba nuevos instrumentos conceptuales en un caso controlable) (Estévez y Vila 1995 y 1998). Como complemento, se podría revisar, desde una óptica arqueológica, la totalidad de los materiales rapanui de diversas procedencias que se encuentran en museos y colecciones particulares (Vila y Ruiz del Olmo 2001, Estévez y Vila 1998), que por su fragilidad o carácter perecible no se puede esperar que aparezcan en el registro arqueológico, pero no revisaremos este aspecto en el presente  trabajo.

2. RECOPILACIÓN DE FUENTES HISTÓRICAS, ETNOGRÁFICAS Y ACTUALES
En este apartado se presentan las principales fuentes escritas, de las cuales se deben analizar las que describan tecnologías tradicionales, centrándonos en los fragmentos que tengan que ver con los procesos implicados en la producción y subsistencia en general y los instrumentos de trabajo en particular, con el objetivo de tomar los hechos definitorios de una sociedad etnográficamente documentada y redescubrirlos a través de la arqueología. 
Para estudiar las fuentes existentes sobre la cultura rapanui, nos encontramos con una serie de obstáculos y limitaciones, debido a la reducida e incompleta información que nos ha llegado. Las fuentes históricas en general padecen de una falta de detalles importantes y se derivan de cortas estadías de los observadores, limitadas a las áreas vinculadas a los lugares de desembarco. La barrera del idioma, y las preconcepciones de la época, desvirtuaron aún más los relatos. Además, contrariamente a otras islas del Pacífico, donde la forma clásica de la cultura local estaba aún presente en el momento de la llegada de los primeros europeos, y donde mucha información pudo ser recogida de informantes que se recordaban claramente del pasado reciente, en Rapa Nui los eventos que siguieron al momento del clímax cultural fueron suficientemente violentos como para hacer borrar de la mente de los supervivientes los detalles de la forma clásica de su cultura y hacerla sobrevivir en forma de leyenda (Recasens 1984).
Los primeros contactos de  los rapanui con europeos (Figura 1) se remontan a 1722 cuando algunos navegantes, balleneros  y exploradores pasan por la isla principalmente para el aprovisionamiento de los barcos, el tráfico sexual con las nativas y el intercambio de productos, que incluian por parte de los navegantes tijeras, cuchillos y anzuelos de metal, a cambio de artículos artesanales. No hace falta decir que esto comienza  a afectar las tradiciones, con un deterioro paulatino en la fabricación de algunos objetos de acuerdo a la tecnología y materia prima local, además de un cambio más o menos drástico en la estructura social, debido a las nuevas prioridades a causa de la demanda extranjera,  que hace perder importancia a artesanos de artículos como anzuelos o cuchillos de obsidiana, por ejemplo, y en cambio hace ganarla a artesanos de esculturas de basalto o madera, artículos muy valorados por los navegantes. Éstos hablan de desorden interno,  destrucción de centros ceremoniales, canibalismo, incendios de aldeas, etc. (Beechey 1931, Cuming 1827-28, Forster 1777, La Pérouse 1797). La ventaja que suponen estas narraciones es que son contrastables con sitios arqueológicos recientes, contemporáneos a las mismas.
A partir de 1862 comienzan las devastadoras incursiones esclavistas peruanas, que ejercieron drásticas reducciones en la población rapanui. La relativa facilidad del primer barco llevado por un grupo de comerciantes para “reclutar trabajadores” en la isla (pocos días de viaje, ausencia de autoridades europeas que obstaculizasen la operación y la no resistencia de los nativos), originó que muchos más barcos viajasen con el mismo objetivo. La situación empeora con las posteriores epidemias de viruela y tuberculosis que llevan a la isla 318 esclavos infectados que son repatriados desde el puerto de El Callao, llegando sólo 16.
En 1864 los primeros misioneros católicos franceses, de la orden de los Sagrados Corazones,  llegan a la isla (Jaussen 1874), hecho que ocasiona profundos cambios en los patrones de residencia de los rapanui, alterando, si se podía aún más, la relación entre los diferentes linajes y sus territorios ancestrales (McCoy 1973). A los que oponían resistencia, se los reducía por la fuerza, concentrándoles en ciertas misiones, afectando el sistema de producción local. El hambre y la progresiva dependencia de los productos ofrecidos por los misioneros y comerciantes, se hace patente.
En 1868 llega el primer barco chileno con el objetivo de  realizar un reconocimiento detallado de la isla, y es el comienzo de una inacabada historia de de explotación y extirpaciones (Bate 1885, Castillo 1892, Gana 1885, López 1876). Según el almirante francés Lapelin en 1872  sólo 175 rapanui quedaban en la isla (Lapelin 1872, Jaussen 1874). En 1877 el total de la población de la isla fue estimada en 111 personas, un grupo desmoralizado que conservaba sólo un fragmento del inventario formal de su cultura. En 1886 una expedición norteamericana dirigida por Thomson (Thomson 1889, Cooke 1899) para reunir material etnográfico para la Smithsonian Institution, recopila gran cantidad de información, quizá la primera con un cierto grado de valor científico.
Este es el panorama con el que se encuentran los primeros narradores más o menos científicos (Routledge 1917 y 1919, Drapkin 1935, Métraux 1940, 1951 y 1957, Englert 1948, 1970 y 1980) (Figura 2). Estas fuentes poseen las ventajas de ser producto de estadías más largas y trabajos más detallados, pero sigue tratándose de una visión antropocéntrica, con un desconocimiento total de la cultura y los conceptos rapanui. Como hemos visto entonces, no podemos extrapolar la realidad existente en el momento de la llegada de los primeros observadores, ni la observada por los primeros científicos, a la que existía antes del contacto.
Al análisis de las fuentes escritas, se deben incorporar, en el caso de la cultura rapanui, cuya memoria sigue viva en su gente, el análisis de las narraciones orales, que debe ser realizado en un trabajo en conjunto con un investigador rapanui, quien puede acceder a las concepciones y lenguaje de los informantes (Figura 3). Es de vital importancia que se valoren los conocimientos que se encuentran en la comunidad actual.
  
3. RECOPILACIÓN DE RESULTADOS DE ANÁLISIS DE HUELLAS DE USO DE MATERIAL LÍTICO
El análisis funcional a través de las huellas de uso es quizá la técnica que con más fuerza emergió los últimos años para determinar los usos de los conjuntos líticos prehistóricos, y se hace indispensable para un estudio lítico global (integrado a análisis tecnológicos, morfológicos y morfotécnicos, y, los últimos años, de residuos orgánicos). Este tipo de análisis se desarrolla para identificar los recursos explotados, la función de los útiles, los procesos de producción en que los útiles se vieron envueltos, y en general, para interpretar los patrones de subsistencia de los sitios.
En la presente exposición es nuestra intención trabajar con los sitios  excavados por Stevenson en Rapa Nui, hacia la interpretación de los artefactos y a la obtención de la materia prima y su transformación (Stevenson, Shaw y Cristino 1984), y hacia la interpretación de los patrones de subsistencia en diferentes tipos de asentamientos (Church y Ellis 1996, Church 1998). (Figura 4). Todos estos sitios tienen la ventaja de haber sido ocupados hasta épocas tardías, ser funcionalmente diversos y presentar una distribución geográfica variada dentro de la isla (Figura 5).
Orito es una cantera de obsidiana que fue estudiada con el objetivo de determinar las estrategias de reducción de los instrumentos líticos utilizados en el período en el que el sitio fue usado (988 dC±81 – 1675dC±46) (Stevenson, Shaw y Cristino 1984 y 1988), y ver en futuros trabajos una posible relación entre éstos y una caracterización general de los conjuntos líticos en los asentamientos en términos de comportamiento.
Los análisis presentados por Allen (1998) exploran la morfología de los instrumentos expeditivos del sitio 6-345, una estructura de habitación (casa en terraza, con umu y hare moa) utilizada entre 1627±52 y 1805±33dC, con el objetivo de obtener información que sirva para comprender mejor la secuencia de reducción empleada para producir estos útiles.
Church y Ellis (1996) analizaron una muestra del conjunto lítico de un ana kionga (refugio en cueva), el sitio 6-356 (Stevenson 1988) con la razón de explorar la manera en que esta cueva fue ocupada y su relación e importancia en el período de guerras, ya que se sabe que estas cuevas fueron utilizadas con diferentes propósitos como residencia, lugar de almacenamiento secreto, enterramiento o refugio (Smith 1961:257).
Church (1998) compara los resultados de los análisis de huellas de uso de los conjuntos de artefactos de obsidiana de cinco sitios distintos: 6-356 (ana kionga), 10-241 (un sitio de procesamiento de altura), 11-189 (un asentamiento al aire libre en el interior), 31-98 (un pequeño jardín-huerto en la costa cerca de La Pérouse) y La Pérouse (un gran jardín-huerto al interior de La Pérouse).
Rorrer (1998)  trabajó con un registro faunístico de dos cuevas refugio fortificadas, una al interior (sitio 6-356) y la otra en la costa (sitio 6-58). Los análisis de este tipo sirven para complementar los resultados de los análisis líticos. Idealmente, siempre deberían desarrollarse ambos niveles de análisis de los sitios, ya que es la integración de ambos resultados lo que en definitiva tiene un valor interpretativo coherente. Las especies más representadas en los análisis faunísticos son los pescados y moluscos, las aves y las ratas, mientras que las actividades más representadas en los líticos  fueron el trabajo sobre plantas, hueso, madera, piel (mahute), pescado, aves y ratas.

NOMBRE DEL SITIO
DIRECTOR EXCAVACIÓN
AÑO EXCAVACIÓN
TIPO DE ANÁLISIS
AUTOR ANÁLISIS
AÑO PUBLICACIÓN
6-345
Stevenson
1988
Lítico
Allen
1998
Motu Iti
Stevenson, Shaw, Cristino
1981
Lítico
Stevenson et al
1984,1988
Orito
Stevenson, Shaw, Cristino
1981
Lítico
Stevenson et al
1984,1988
Rano Kau
Stevenson, Shaw, Cristino
1981
Lítico
Stevenson et al
1984,1988
6,356
Stevenson
1988
Lítico
Lítico
Faunístico
Church y Ellis
Church
Rorrer
1996
1998
1998
10,241
Stevenson
1988
Lítico
Church y Rigney
1998
11,189
Stevenson
1988
Lítico
Church
1998
31,98
Stevenson
1988
Lítico
Church
1998
La Pérouse
Stevenson
1988
Lítico
Church
1998
6=58
Stevenson
1988
Faunístico
Rorrer
1998

Figura 4. Tabla de sitios a analizar

4. COMENTARIOS FINALES
Este es un nuevo proyecto de investigación en una etapa muy incipiente, por lo que aún no hemos abordado un análisis profundo de los sitios y fuentes presentadas. El objetivo de este trabajo es presentar esta metodología como idónea para el estudio de la prehistoria de Rapa Nui, donde existen todas las condiciones para aplicarla a problemáticas concretas.
Por ejemplo, después de haber analizado algunas de las fuentes escritas, y compararlas con los análisis líticos y faunísticos comentados, a pesar de las carencias ya explicadas en el caso de las fuentes, queda en evidencia un claro control por parte de la sociedad prehistórica rapanui sobre su frágil medio y la explotación de sus recursos, ostentando una enorme capacidad de análisis y observación del entorno.
Uno de los temas más populares en la literatura arquelógica de Rapa Nui, ha sido las razones detrás del colapso del sistema social y del medioambiente en el último cuarto del siglo XVII. Estas discusiones caen dentro de dos categorías generales: la que explica el escenario de degradación social y ecológica como consecuencia de una continua historia de explotación de los recursos y modificación del habitat por parte de los pobladores de la isla (Bahn y Flenley 1992, Mulloy 1078), y la que argumenta una serie de cambios climáticos que se venian dando desde finales del Holoceno como variable significativa que afectó a la población y el medioambiente (Hunter-Anderson 1998, McCall 1993, McCall 1994, Orliac y Orliac 1998).
Los primeros, se basan en la necesidad de los caciques de mantener unas estrategias económicas para conservar las fuentes de poder y autoridad, en una sociedad que iba creciendo demográficamente, y en un ambiente que gradualmente iba decreciendo. En este modelo los pobladores explotaron los recursos de manera indiscriminada, hasta llegar a la extinción de animales y plantas. Los segundos, en cambio, aceptan la necesidad de los caciques de mantener unas estrategias de control, pero que incluian un control sobre las plantaciones y cosechas y la regulación sobre la explotación de los recursos marinos de más alto valor. Consideran a los pobladores prehistóricos como controladores del medioambiente, que a pesar de sus esfuerzos por conservar los recursos y promover la regenración, sae vieron superados por unos cambios que irreversiblemente volvieron el clima más frío y seco, durante la Pequeña Era Glacial.
Después de una rápida lectura de las fuentes, parece inverosímil que esta sociedad haya sobreexplotado sus ya escasos recursos hasta su total desaparición. De todos modos, consideramos precipitado generar en el estado actual de la investigación, hipótesis de trabajo, pero vemos cómo una lectura dirigida de fuentes históricas y etnográficas, y análisis arqueológicos, puede servirnos de guía para la formulación de las mismas.

Agradecimientos
A Chris Stevenson que me dio una primera oportunidad en Chile, depositando en mi su confianza para la campaña 2002 en Vaitea, Rapa Nui. A él deseo expresar mi eterna gratitud, por haberme abierto un espacio donde entregar un pequeño grano de arena en el universo cultural rapanui.

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